viernes, 23 de octubre de 2009

Radical humor negro: “Quémese después de leerse” de los hermanos Coen


Esta es una película en extremo sarcástica, cínica e irónica: los hermanos Cohen en toda su expresión. De argumento enrevesado, situaciones extremas, diálogos inteligentes y mordaces, hay una fuerza capital que guía el film en un laberinto de conjeturas: el absurdo.

Se trata pues de una película kafkiana, donde lo sin sentido toma un papel fundamental y lleva a trágicas consecuencias. Osborne Cox (John Malkovich), empleado del servicio de inteligencia, renuncia por no querer aceptar el cambio de puesto, entonces decide dedicarse a escribir sus memorias mientras su esposa (Tilda Swinton) lo detesta y piensa en la manera de divorciarse y vivir con Harry Pfarrer (George Clooney). El señor Cox olvida sus memorias en el gimnasio, las que llegan finalmente a las manos de la vacía y marchita Linda Litzke (Frances McDormand) y el superficial y hueco Chad Feldheimer (Brad Pitt). Linda necesita dinero para hacerse sus cirugías estéticas, así que junto con Chad intentan chantajear al señor Cox pensando que lo que encontraron era importante información confidencial.

Así, el argumento avanza como una enredadera de historias. El que engaña no sabe que en verdad es engañado, el que persigue no sabe que está siendo perseguido, los extorsionadores son extorsionados y la víctima termina siendo victimario. La película muestra la odisea que puede vivir cualquier persona ordinaria en su mundillo de trabajo, matrimonio, gimnasio, fiestas sociales y relaciones extramatrimoniales.


Hechos absurdos que llevan a situaciones absurdas que al final desencadenan consecuencias funestas. Ese es el hilo conductor del film y que me recuerda en gran medida a la genial “Fargo”.
Las actuaciones son en su mayoría formidables. Brad Pitt hace el papel de tonto de manera genial, con dotes histriónicas para muchos desconocidas. Malkovich, como siempre solvente y Clooney haciendo el papel que mejor sabe, el de galán retro. Pero, sin duda, la mejor actuación de la película es la de Frances McDormand, con una inocencia y oquedad que nos causa lástima pero también, sádica y maliciosa gracia.


Ojo, que esta no es una película convencional, como no lo son normalmente las películas de los Coen. Los que quieren ver una comedia con gags sucesivos o quienes quieren ver un drama con un nudo tenso y un desenlace diáfano terminarán de ver el film con un signo de interrogación en la cabeza y preguntándose ¿De qué se a tratado todo esto? Justamente ese es el mayor valor del film, mostrarnos como situaciones tan absurdas (que pueden ser muy reales) son a la vez trascendentales; como muchas veces después de correr tanto nos damos cuenta que nada tiene sentido. Por eso, al final buscarle a la historia razones y objetivos no sirve de nada. No busquen respuestas en los Coen, no las encontrarán.


TITULO ORIGINAL: Burn After Reading
AÑO : 2008
DURACIÓN : 96 min.
PAÍS : Estados Unidos
DIRECTOR : Ethan Coen, Joel Coen
GUIÓN : Ethan Coen, Joel Coen (Novela: Stansfield Turner)
REPARTO : George Clooney, Frances McDormand, John Malkovich, Tilda Swinton,
Brad Pitt
MÚSICA : Carter Burwell
FOTOGRAFÍA : Emmanuel Lubezki

sábado, 3 de octubre de 2009

Historias de amor y desamor: My blueberry nights

No creo exagerar si digo que las películas de Wong Kar-wai son poéticas. El director honkonés es un maestro de los colores, los sonidos y las metáforas, juega con cada uno de estos lenguajes para abordar el tema más complejo y difícil: el amor, pero no como sentimiento manido y cursi, sino como la base de lo “romántico” en el verdadero (y reivindicado) sentido de la palabra. Por ello, los amores que nos muestra Wong Kar-wai son amores inconclusos, autodestructivos, agonizantes, tenues, pero a la vez son amores ilusión, fundamento y fin. Son el comienzo y el final de cada historia.
El estilo y temática del autor están selladas en cada una de sus obras, como en la agresiva “Fallen Angels”(1995) o la imprescindible “Chungking Express”(1994), en la primera se muestra el desamor de una pareja de criminales y sus consecuencias; en la segunda se muestra el amor reconstruido a partir de historias de soledad y abandono. Imposible dejar de nombrar la premiada “Happy Together” (1997), que desarrolla la ruptura infinita de dos amantes homosexuales. Sin embargo, la cumbre del director chino para muchos es “In the Mood for Love” (2000) verdadera obra maestra de imágenes y evocaciones, historia de un amor imposible que se resume en la frase sabiniana: “No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca, jamás, sucedió”; esta historia de desamor tuvo una continuación sofisticada en “2046” (2004).





“My Blueberry Nights”, constituye la primera película del director honkonés a la americana. Traducida en nuestra cartelera con el cursilesco nombre de “Buscando un amor” (que evoca más bien esas comedias románticas gringas que se estrenan indiscriminadamente) a primera impresión resalta por los actores con los que cuenta: una debutante Norah Jones (Elizabeth), Jude law (Jeremy), Natalie Portman (Leslie), David Strathairn (Arnie) y Rachel Weisz (Sue Lynne).

Elizabeth llega a un café con el corazón roto, conoce a Jeremy y luego de mantener una fugaz conversación le deja las llaves de su apartamento al que no pienso regresar más. Se establece así una relación/conexión espontánea entre ellos, que se materializa en largas conversaciones nocturnas. Sin embargo, Elizabeth decide marcharse, en realidad huir, como una necesidad de oxigenar el corazón y olvidar. En el viaje encuentra personajes entrañables como el policía alcohólico Arnie y su desdichada existencia desde que su mujer la abandonó; también conoce a la apostadora Leslie que le trata de enseñar sin mucho éxito a no confiar. Ella está ahí en una búsqueda que tiene comienzo pero no final, escribe a la distancia a Jeremy, como su lejano cómplice, y viaja externa e internamente explorando los caminos de la soledad.


Las películas de Wong Kar-wai no solo deben verse, necesitan ser admiradas. El detalle de los colores, la música, las frases hacen un lienzo que se muestra en cada segundo. El director quiere mostrar la belleza de lo cotidiano a fuerza de llenarlo de color y acompañar la escena con una canción perfecta. La imagen de los labios de Elizabeth salpicados con pastel de arándanos es un claro ejemplo de ello. Sin embargo, en esta ocasión si bien el film tiene una textura vistosa y la música es acertada, esta última no tiene la trascendencia de otras de sus películas. No lo mencioné, pero pareciera que en sus films el director chino esculpiera la música para cada escena, haciéndola memorable. En sus películas podemos escuchar desde sensuales tangos, hasta a los Beach Boys o Nat King Cole, cada melodía en simetría perfecta con las imágenes. En esta ocasión destacan, como no puede ser de otro modo, el rhythm and blues, el soul y el jazz.

“My blueberry nigths” tiene sin duda el sello del director, pero a diferencia de sus otros films aquí no toma riesgos, no es un Wong Kar-wai barroco y sensual, como solo él puede serlo; tampoco es exuberante y extraordinariamente insolente. Es posible que la industria haya parametrado un poco el director, no obstante, los méritos del film son innegables, y para algunos seguidores de este maestro del cine contemporáneo (entre los que me considero) hay un agradable sabor en ver su obra en otras fronteras, y es que antes que entender ello como una paralización o una traición, puede apreciarse como parte de una constante innovación.



Las metáforas también juegan un papel crucial en el film: las llaves de las que no queremos deshacernos como símbolo de una siempre latente posibilidad, o la distancia como una necesidad para olvidar y a la vez una forma de acercarse más a alguien. A Elizabeth le bastaba con cruzar la pista para llegar desde su apartamento hasta el café de Jeremy, sin embargo, era necesario previamente darse un largo viaje físico e interior para poder cruzar finalmente al otro lado. Que esta película sea el puente para cruzar al universo del genial Wong Kar-wai.


Dirección: Wong Kar-Wai.
País: China/Francia.
Año: 2007.
Duración: 110 min.
Género: Drama.
Interpretación: Norah Jones (Elizabeth), Jude Law (Jeremy), David Strathairn (Arnie), Rachel Weisz (Sue Lynne), Natalie Portman (Leslie), Chan Marshall (Katjia).
Guión: Wong Kar-Wai y Lawrence Block; basado en un argumento de Wong Kar-Wai.
Producción: Jacky Pang Yee Wah.
Música: Ry Cooder. Fotografía: Darius Khondji.