No es chauvinismo. “La teta asustada” es una película sobresaliente, impregnada de lirismo y originalidad. En esta segunda obra de Claudia Llosa, se observa todo su oficio y su delicioso estilo personal: imágenes minimalistas, cámara lenta y firme, misticismo y melodía.
Desde el comienzo se observa ya las agallas de la directora. Nos regala varios segundos de pantalla totalmente oscura mientras solo podemos escuchar un triste canto que narra la más cruda miseria. La madre de fausta a punto de morir, canta su tragedia, y ella, a su vez, la consuela cantando. La madre que fue violada, mediante su leche materna contagió a Fausta una enfermedad popular llamada “La teta asustada”. Por ello, el carácter de la muchacha es desconfiado, tímido, siempre defendiéndose de posibles agresores, más aún, para nunca sufrir una violación se inserta una papa en la vagina pues dice que “solo el asco contiene a los asquerosos”. La historia entonces parte de estas premisas para mostrar la pequeña odisea de Fausta: una muchacha provinciana que nunca ha salido sola a la calle debe conseguir dinero para poder enterrar a su madre en su tierra. Todo ello se muestra en un lugar X de Lima, que podría ser cualquier distrito populoso de nuestra capital.
Así, la cámara muestra esta odisea con gran sobriedad y dedicación, como queriendo sacar el misticismo de cada escena. Y es que la directora se empecina por mostrarnos sin tapujos la vida en la Lima popular en la cual las costumbres provincianas y la cultura sub urbana crean todo un sistema; esa Lima ignorada y marginada por muchos, donde la religión, la comida, la música, el lenguaje, todo se vuelve auténtico y compacto.
La directora se toma su tiempo y nos muestra su obra limpia, sin la corrupción de aquellos que quieren llenar los ojos y la mente del espectador con sobresaltos. Así, a fuerza de mostrarnos los pequeños detalles (desde una paloma moribunda y un plato de causa hasta lo más profundo de los ojos de Fausta) nos devela una inmensa y extraña belleza que habitualmente ignoramos. Pero la belleza de las imágenes guarda también sentimientos oscuros: la impotencia, la nostalgia, la soledad, todo es visto y sentido a través de Fausta, el fetiche de la cámara.
Y es que si la directora ausculta cada pedazo de realidad de manera casi subliminal, cada vez que muestra a Fausta cantando y sufriendo sus demonios imaginarios, se rinde a sus pies. Su rostro, sus ojos, su canto es una verdad ecuménica, una síntesis de sentimientos apunto de estallar. La actriz Magaly Solier es una intérprete innata y se merece todos los elogios.
En “La teta asustada” el cine de autor de Llosa se consolida. Su visión personalísima es presentada sin temor, con fuerza y originalidad. A diferencia de "Madeinusa", su genial opera prima, donde resaltan los sentimientos atávicos (humanos, demasiado humanos) y la visión en demasía oscura de un pueblo, en esta película, sin conceder nada a nadie, se prefiere una visión más optimista y esperanzadora.
No hay denuncias concretas, las violaciones y muertes fueron producto de “la guerra interna”, y punto. Fausta es hija de esa guerra y sus temores y sus resentimientos son hijos de esta guerra. Un discurso- en este caso cinematográfico- podría utilizarse de diversas maneras, los que quieren pueden reivindicar a los muertos y utilizar el film como un himno contra la violencia. Sin embargo, la película es más, mucho más que eso. Es una película con todas las virtudes imaginables: estéticamente hermosa, diálogos acertados, música precisa, límpida apreciación de nuestra sociedad, grandes actuaciones. Más allá del contenido político que se le pueda extraer, “La teta asustada” es una película notable desde cualquier punto de vista.
Y un aspecto que coadyuvó a ello es la forma en que Llosa retrata desde sus entrañas una realidad casi mágica, casi irreal, pero que es una verdad innegable, aunque le cueste a muchos. Las películas peruanas muchas veces, casi siempre mejor dicho, cuando deben observar la pobreza tratan a las personas y sus costumbres de manera vertical, como si fueran figuritas o seres extraños a caricaturizar. Para mí, Llosa ha logrado mostrarnos ello de manera un poco más horizontal: al ver la película casi sentimos la realidad en nuestras manos, los aromas, las canciones. Aunque sabemos que se trata de una ficción, que el lugar mostrado es imaginario y es inverosímil encontrar una residencia en medio de un mercado, la película logra brindarnos mucha cercanía, la visión de la directora nos crea un puente hacia nosotros mismos. Han dicho algunos que con esta película se ha ofendido a los pobres al mostrar con mucha crudeza sus costumbres. Nada más errado. La cámara se siente a ras del suelo y solo evoca realidad, casi mística, pero realidad al fin y al cabo.
Los premios que ha ganado o que ganará no harán más o menos a esta película. Así pasa con las verdaderas obras de arte (Roger Merino Acuña).
Título: La teta asustada.
Dirección: Claudia Llosa.
País: España/Perú.
Año: 2008.
Duración: 94 min.
Género: Drama.
Reparto: Magaly Solier, Susi Sánchez, Efraín Solís, Marino Ballón, Antolín Prieto.
Guión: Claudia Llosa.
Productora: Oberon Cinematográfica S.A., Wanda Visión S.A., Vela Producciones.
Puntaje: 9/10
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